Pues si, tengo los semilleros ahilados. Para que veáis que esto nos puede pasar siempre. Ante todo, calma. Hay que preguntarse porqué las tomatera han alcanzado esta altura y si habríamos podido evitarlo de algún modo.
El síndrome del hilillo
Este es el nombre con el que bautizamos en Infojardín este “fenómeno” que nos pasa a todos en alguna ocasión. Una vez las semillas germinan, van en busca de la luz para seguir desarrollándose. Si no la encuentran, se estiran, crecen mucho y en ocasiones pueden incluso llegar a tumbarse debido al peso de los cotiledones o de las hojas verdaderas. Si eso pasa, podemos dar por perdida la plantita.
La solución es siempre la misma: si se ahílan, hay que darles más luz. Sol directo incluso. Protegiéndolas si es necesario con un plástico para que no tengan frío, pero poniéndolas al sol directo.
¿Qué es lo que ha pasado entonces?
En mi caso, la respuesta es fácil: no ha hecho sol. En Catalunya nos hemos tirado más de una semana con el cielo encapotado e incluso varios días seguidos lloviendo. Ni rastro de sol, aunque las plantitas tienen una buena ubicación dentro de casa. Buscaban un sol que debía estar ahí pero que no aparecía.
¿Y ahora qué hay que hacer?
En el caso de las tomateras me preocupa relativamente. Puedo traspasarlas a botes individuales enterrando parte del tallo y dejando por encima de la tierra las dos hojitas verdaderas que ya empiezan a formarse. Del tallo enterrado brotarán nuevas raíces sin problemas y seguirán adelante con su crecimiento.
Afortunadamente, sólo preparé semilleros de tomates y pimientos, y estos últimos, más tardones, empezaron a brotar anteayer. Espero que siga haciendo sol y no vuelva a tener el mismo problema.
¿Y vuestros semilleros, qué tal están? ¿Se han ahilado también?